27 feb Matcha, matcha, queremos matcha, matcha…
No pasan dos días sin que alguien me hable del matcha. Cuando oyes esta palabra por primera vez, piensas que es broma. Luego lo ves y te das cuenta de que es verde y piensas que son polvos de brujas para hacer pócimas. Y debían de serlo porque hacen magia… pero de la buena.
Ahora el matcha está viviendo su minuto de gloria y está en boca de todos; nosotros esperamos que nunca pase de moda porque el matcha es, de verdad, una pasada.
El matcha viene del té verde pero no de cualquier té sino del de mejor calidad. De hecho,el proceso para obtener el matcha es delicado. Para que las hojas de los arbustos de té tengan mejor sabor, antes de cosechar las hojas, cubren los arbustos con unas telas semitransparentes. Luego lo recolectan a mano, eligen sólo las hojas y las pasan por vapor. Así evitan que fermenten. Lo dejan unos meses para que envejezca y así el matcha adquiere esos matices en su sabor. Pasados estos meses, trituran las hojas y de ahí que el nombre del matcha signifique, en japonés, “té molido”.
Aunque nosotros lo acabemos de conocer hace relativamente poco, hace miles y miles de años que lo toman en Japón y en China.
Cosas que tienes que saber del té matcha
1. Lo descubrieron hace más de 2.500 años unos monjes chinos
2. En Japón lo beben casi más que el agua (esto es una exageración pero ahí, ahí andará)
3. “Matcha” significa “té en polvo” porque viene de las hojas del té verde molidas
4. La diferencia entre el té verde y el té matcha es que el té verde se infusiona con el agua caliente y los polvo de matcha se echan directamente en el agua caliente para conservar mejor las propiedades
5. Lo que más tiene es antioxidantes pero también tienen muchos minerales que ayudan a aumentar las defensas del cuerpo
6. Depura el organismo y ayuda a eliminar el exceso de colesterol y del azúcar en la sangre y también aumenta la quema de calorías
7. Aumenta la concentración y mejora la memoria y también baja el estrés
Cómo tomar el té matcha
En Japón se lo toman muy en serio y hacen la ceremonia del té de manera muy pausada y larga. Nosotros tenemos otro ritmo de vida y solemos preferir la siesta… Claramente, no hace falta tanta complicación para hacer un té así que simplemente echa agua caliente a 80-90ª en una taza para calentarla. Tira el agua y seca la taza. Tamiza el té matcha sobre la taza, vuelve a echar agua caliente a 80-90ª (justo antes de que hierva) y, con una escobilla japonesa (se llama chasem y tiene el mismo aspecto que una brocha de adeitar pero con cerdas de bambú) o, en su defecto, una cucharilla, bátelo hasta que el té se junte bien con el agua y forme una ligera espuma.
Lo bueno del té matcha es que, si no te gustan las infusiones, te lo puedes tomar de muchas maneras: en helados, en batidos, en todo tipo de bizcochos y magdalenas… Otro día os dejamos una receta molona con té matcha y verás qué rico.